INVESTIGACIÓN SOBRE CONDUCTAS
DISRUPTIVAS
EN TRES INSTITUCIONES
EDUCATIVAS DE IBAGUÉ.
Padres negligentes y permisivos,
son los estilos de crianza Predominantes.
¿Cuáles son los
estilos de crianza que influyen en el desarrollo de conductas disruptivas de
estudiantes hasta los 12 años de edad? es
la pregunta central de la investigación realizada por la psicóloga Érica
Fernanda Gallego Quintana, docente de la Universidad Antonio Nariño y Clara
Victoria Forero Rocha, docente de la institución educativa rural Antonio Nariño
de Coello Cocora, en Ibagué.
Se trata de la
investigación titulada “Influencia de los estilos de crianza y el desarrollo de
conductas disruptivas de niños y niñas durante la niñez media de instituciones
educativas públicas en el municipio de Ibagué”. Fue dirigida por la doctora
Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo, profesora de tiempo completo de la
Universidad del Tolima y líder del grupo de investigación en Gestión Escolar.
Este grupo de investigación ha realizado once investigaciones sobre problemas
relacionados con comportamientos de indisciplina y conductas disruptivas que
generalmente entorpecen el desempeño de
los docentes en las aulas y en el ámbito
escolar, en general.
En 317 páginas
del informe final de investigación, una de las conclusiones es que el estilo de
crianza de los padres de familia objeto de estudio, son los estilos
“negligente” y “permisivo”. Unos y otros propician la ocurrencia de conductas
disruptivas, entendidas estas como “aquellas conductas que
dificultan el aprendizaje y distorsionan la relación individual, y la dinámica
del grupo, afectando tanto al individuo que la provoca como a los que reciben
las consecuencias” (Jurado de los Santos &
Justiniano, 2015, p. 2).
Se optó
por un enfoque de investigación mixta en la que confluyen datos cuantitativos y
cualitativos. Se consultó a 61 estudiantes, con sus docentes y padres de
familia de tres instituciones educativas de Ibagué, Inem Manuel Murillo Toro,
Boyacá y Jorge Eliécer Gaitán, para llegar a las conclusiones, varias de ellas
relevantes y necesarias para conocer los comportamientos de los estudiantes en
las aulas.
TRES FORMULARIOS, CON 337 PREGUNTAS O ÍTEMS.
Se
recolectó abundante información, principalmente al aplicar la prueba
psicométrica “Sistema de Evaualuación de niños y adolescentes, SENA, a través
de tres formularios respondidos por padres de familia, estudiantes y docentes.
Es una
prueba “desarrollada por expertos en evaluación psicológica y psicopatología
infanto-juvenil buscando ayudar a la detección de problemas emocionales y de
conducta desde los 3 hasta los 18 años en factores como: Problemas
externalizados, interiorizados, contextuales, y específicos”.
A
través de los tres formularios se
recolectó información para saber sobre problemas de atención,
hiperactividad, impulsividad, problemas de ira, agresión, coductas desafiantes,
problemas emocionales de los estudiantes con coductas disruptivas.
Para
establecer y categorizar los estilos de crianza de los padres y su relación con
las conductas disruptivas de los estudiantes, se aplicó el Cuestionario de
Crianza Parental (PCRI-M), “un instrumento que se encuentra desarrollado con el
fin de obtener información referente a los estilos parentales y las relaciones
existentes entre los padres e hijos sobre las actitudes de crianza desde las
dimensiones de apoyo y control”.
Para
complementar la información cuantitativa de estos formularios, se
realizaron entrevistas semiestructuradas
a padres de familia, con 13 preguntas abiertas.
LAS CONDUCTAS DISRUPTIVAS MÁS COMUNES
EN LOS ESTUDIANTES.
Si llevamos a términos más sencillos la definición dada por Jurado de los
Santos y Justiniano sobre conductas disruptivas, vale decir que un estudiante
con tal comportamiento es aquel que de diferentes formas entorpece el
desarrollo de las clases, se desplaza de un lado al otro en el aula, no atiende
las palabras de su profesor, desobedece sus órdenes, tiene comportamientos
agresivos con sus compañeros y, en consecuencia, infringe normas establecidas
por el Manual de Convivencia.
Son valoraciones que pueden hacer parte de los conceptos de disciplina y
violencia escolar.
La investigación que describimos en sus aspectos más importantes, se
sustenta en teorías sobre comportamiento humano de infantes de 6 a 12 años de
edad. “El niño inicia con una serie de conductas agresivas,
desafiantes y desobedientes en los diversos espacios socializadores”, dicen las
investigadoras.
Se
teoriza sobre las diferencias entre desobediencia y agresión, se clasifican las
conductas disruptivas según el Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM)
porque se asume que varias de las conductas disruptivas pueden llegar ser “Trastornos
de conducta, Trastornos Negativos Desafiantes, Trastornos Explosivos
Intermitentes, Trastornos de
Personalidad “, que ocurren pero a los que se les presta poca atención.
“En los espacios educativos se observa que (los estudiantes) interaccionan de una manera agresiva,
acompañada de golpes, gritos, mordidas, juegos violentos, entre otras”, dice el
informe de la investigación.
LA IRA Y SUS EFECTOS.
En el comportamiento humano, la ira es un
sentimiento, para unos, una emoción para otros. La ira puede desencadenar conflictos y violencia, en las relaciones
interpersonales de los estudiantes en el ámbito escolar.
“Resultados asociados a hiperactividad e impulsividad,
evidenciados por las familias perciben presencia de comportamiento con nivel de
actividad motriz excesiva y sienten dificultades para inhibir sus conductas.
Frente al control de la ira, refleja la percepción de las familias en
expresiones inapropiadas de la ira, manifestadas en comportamientos de tipo
agresivo- impulsivo y pérdida del control, presencia de sentimientos de ira o
molestia y las dificultades para expresar estas emociones”.
Hay Trastornos Negativos Desafiantes (TND) que
fueron identificados entre los estudiantes que se manifiestan a través de la
pérdida de la calma por motivos
insignificantes, “de manera frecuente
está molesto…siente que el mundo le debe cosas y es injusto”. Es un infante que
discute frecuentemente, desafía a sus compañeros, no acepta sus errores, “culpa
a los demás de sus reacciones”.
Los hay
con trastornos explosivos intermitentes (TEI) que se caracterizan por “ataques de agresión
verbal contra los animales..Baja tolerancia a las situaciones frustrantes que
estallan en agresiones”.
LOS ESTILOS DE CRIANZA DE LOS PADRES.
Tengo
problemas para imponer la disciplina, mi hijo es más difícil de educar, mi hijo
pierde el control muchas veces, a menudo pierdo la paciencia con mi hijo, a
veces me cuesta decir no a mi hijo, fueron algunas de las opciones de respuesta
presentadas a los padres de familia para establecer el estilo de crianza.
Predomina
el estilo de crianza “negligente”, en un 38% de los 61 padres objeto de
estudio. Son padres indiferentes y fríos en las relaciones con sus hijos; hay
ausencia de normas, son padres distantes. Otro 25% de los padres es de estilo
de crianza “permisivo”, es decir, aquellos que evitan la confrontación y dan amplia libertad de actuación a sus
hijos. Se concluye que el 63% de los padres que respondieron la encuesta, son
de estilo negligente o permisivo.
En
tercer lugar están los padres de estilo de crianza autoritario, aquellos que se
exceden en el control sobre el comportamiento de sus hijos. Con un 16% están
los padres de estilo de crianza autoritativo o democrático, que dialoga y
razona con sus hijos, son firmes en sus órdenes pero a la vez afectuosos.
Son
estilos de crianza establecidos en torno a dos dimensiones, el apoyo y el
control. El apoyo se manifiesta cuando
hay “bajos niveles de castigo físico, buena comunicación, adecuada expresión de
las emociones durante las interacciones padres-hijos”.
El
control, es propio de un estilo de crianza autocrático o autoritario en la que
“la crianza es restrictiva y controladora…técnica de disciplina para forzar la
obediencia y el sometimiento”.
“El
origen de las conductas disruptivas de los estudiantes está asociado con la
familia. El ambiente familiar ejerce una gran influencia en estado emocional de
los hijos. La privación afectiva está directamente relacionada con factores
paternos, como muerte o ausencia de alguno de ellos por abandono, emigración,
divorcio o separación, falta de tiempo para dedicar a los hijos por exceso de
trabajo, etc”, se concluye.
Otra
conclusión: “Los padres disponen de escaso tiempo para compartir con sus hijos,
conllevando a suplir carencias afectivas con la entrega de objetos materiales,
o bien caer en la permisividad e inconsistencia o las misma complejidad de la
aceptación de la paternidad, lleva a no asumirla con la responsabilidad que
requiere, permitiendo que los niños tengan conductas de riesgo y toma de
decisiones a muy temprana edad, estas
características se encuentran asociados a
familias extensas o monoparentales”.
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